el manifiesto de mi nueva naturaleza

Santiago, miercoles 29 de julio del 2009
Defiendo y profeso la mision de recopilar imágenes de organismos seudoficticios, seres vivos inventados, que poseen su propia clasificación y orden, pero que cargan consigo el resabio de un pariente real, común y silvestre, visible en los campos de cualquier valle chileno. Pueden ser una evolución, pueden ser una mutación, puede resultar ser algún antepasado lejano, que reactiva una falsa nostalgia por una naturaleza inexistente, que no volverá porque tal vez nunca haya existido. Estos seres, se presentan como imágenes casi arqueológicas, como un ejercicio de taxonomia del que recorre lugares indocumentados con el fin de clasificarlos, guardarlos y exponerlos para vista y consideración del resto, en un ejercicio de confianza hacia la capacidad figurativa de la técnica y la precisión visual. Se trata de mi Arca de Noé, mi caja dorada donde guardo las memorias de aquel viaje emprendido para gloria y gracia del pasado, en vista y considerando lo caduco que implica estar vivo, más aún cuando permanentemente se estremece la existencia de muchas de las especies que damos como hermanas de convivencia, en nuestro paso por la tierra. Yo me esmero en abrazarlas y conservarlas en la memoria de mi ojo. Me fijo en las plantas porque considero que, de la vida en general, resultan ser las expresiones más azarosas. Ellas—todas silenciosas—explotan de vida súbitamente, se contraen y retuercen en una danza cíclica de colores, texturas y formaciones.
Para deleite de la mente observadora, del aficionado a las ciencias del espíritu y la sanación corporal (y por que no decirlo, para el gozador psiconauta ávido de nuevos frutos) he construido este atlas coloreado e informativo, deudor de los ejercicios botánicos del siglo XIX, donde cada fitoindividuo se presenta abierto y desnudo, sin nada que esconder (aparentemente) a fin de que pueda eventualmente ser reconocido en algún viaje, (real o no) sobre alguna colina, con el rabo del ojo, a la distancia, saludándonos al son del viento.Doy especial énfasis en el ordenamiento científico de las especies recopiladas, en el bautizo arbitrario e informal que confirma la condición lúdica y etérea de su existencia, en su caligrafía, la cual cumple la función de estandarizar el estatuto de obra al enmarcar la imagen descrita y conceptualizarla, otorgándonos no tan solo una descripción; se trata mas bien de un símbolo en desuso, una arcaísmo fitologico ponderado de alguna barroca enciclopedia, la cual mediante el cúmulo de acepciones---ya no tan solo botánicas---sea, en algún momento la verdadera obra por producir: mi propia naturaleza y su respectiva clasificación.

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