![](http://www.yearoftheblacksmith.com/wp-content/uploads/2011/01/Talib.Kweli_.Gutter.Rainbows.High.Res_.Cover_copy_21.jpg)
¿Se han fijado alguna vez en los hermosos colores que se forman en las manchas de aceite o de petróleo sobre el pavimento? tornasoles y brillos parecieran bailar juntos, ondulando al son del reflejo del sol. Así de bellos también lucen los pingüinos y cormoranes del Golfo de Mexico, embetunados en aquella melaza tan asquerosa como deseada. Y no se trata de que Kweli vuelva en este cuarto disco solista a tirar el rollo ambiental, es el tamaño de la contradicción lo que justifica la ironía. Es prácticamente esta sola imagen -la de estar en medio de un sinnúmero de problemas, sentarse en la vereda y ser capaz de observar lo bello - lo que justifica la totalidad del concepto del disco. Ver la belleza donde aparentemente no lo hay. En la basura del gueto o en la miseria propia. Es un disco eminentemente melancólico, a ratos la postura del de Brooklyn resulta melosa y lánguida (Friends & Family), pero no gusta de perder ni pan ni pedazo, e invita a Sean Price para seguir sonando rudo y furioso en Palookas, o se marca un hit ultra fresco como Ain´t Waiting. Por supuesto que no es el mejor disco de Talib, eso ya todos lo sabemos, sí resulta ser el más conceptual, en virtud de la idea propuesta.
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